Ilustración Sebastián Curuchet |
Ninguna tiene tanto éxito como La Que No Está. Aunque todavía
es joven, muchos años de práctica consciente la han perfeccionado en el
sutilísimo arte de la ausencia. Los que preguntan por ella terminan por
conformarse con otra cualquiera, a la que toman distraídos, tratando de
imaginar que tienen entre sus brazos a la mejor, a la única, a La Que No Está.
Ana
María Shua. Casa de geishas.
Es que es así. Waykhuli también quiso ser -un rato al menos-
la mejor, la única, sin que conste -al momento de imprimirse este editorial- el
más mínimo indicio de haber conseguido otra cosa más que ésta: no estar.
No importa. Lo cierto es que, resentida por haberse ido sin
que la echen, la revista más tirada del país se produjo un poco, se echó
perfume como loca y volvió al papel, con su filosofal habilidad para
transformar la sonrisa en rabia, al amigo en Judas y los filones más dorados en
auténticas bancarrotas.
En nuestra ausencia la moneda se devaluó un poquito, la Feria del Libro fue un
éxito, el dólar subió otro poquito, Del Sel volvió a ganarle al kircherismo,
cada vez mueren menos qom en Formosa, algunos parásitos pasaron a planta,
Clarín intentó comprar el 51% de nuestras acciones, Cristina envió un proyecto
de ley para impedirlo, metieron abogados como locos pero adelantarlon que se
defecan en la Corte,
la Corte
ratificó el tope a la importación de amigos en Facebook y tendremos que
conformarnos con aspirar al 0,005% de Roberto Carlos, en Uruguay democratizaron
la marihuana, acá el gobierno apuntala su perversa política de inocular
pornografía en las escuelas, para generar predadores sexuales y delincuentes
peligrosos que derrocarán a Francisco y verán nacer al Anticristo.
En fin: nada demasiado nuevo. Es sólo que no nos bancamos
estar afuera del kilombo.
Quisimos decir lo justo y necesario en nuestro blog
(waykhuli.blogspot.com) y redes sociales, pero no. La verdad es que nos gusta
escribir, nos gusta editarnos con las manos. Nos gusta saber que podemos
disfrutar nuestro laburo aún yendo a pérdida. Somos rústicos, ácidos,
querendones, nos gustan nuestros amigos de carne y tripa, lectores táctiles. El
medio digital no nos colma.
¿Y cómo arrancamos? Con la cariñosa carta de Marcelo Caparra
a una obtusa cualquiera; exigiendo junto a Mercedes Alegre la aprobación de la ley
de revistas culturales y difundiendo narrativas tranquilizadoras XXX.
Más ácida que nunca y encima gratis.
Waykhuli está de vuelta, después de larga ausencia.